Para seducir, cualquier pecado está permitido. No necesita esconderse tras el verde hierba de su icónico estuche. Vestido solo con una hoja de parra, este original frasco se desnuda con total naturalidad para lucir su torso lacado en degradé de negro y verde. ¿El secreto de su poder de atracción? El fruto prohibido de un amaderado ámbar, fresco y extremadamente adictivo, que invita a los sentidos a desobedecer.